16 de febrero de 2012

MONTAÑISMO – Montañeros del Grupo Almanzor contarán su ascenso al Stok Kangri

Dicen tener la montaña como excusa para conocer mundo y un año más se han propuesto contar a los abulenses lo que sus ojos han visto ahí fuera. Son los montañeros del Grupo Almanzor que mañana viernes, 17 de febrero, invitan a una nueva sesión, la tercera del tercer ciclo de conferencias que organizan de los ‘Viernes ecológicos’, en el auditorio de Caja de Ávila, a las 20 horas.

El protagonista de la experiencia que relatarán se llama Stok Kangri, una montaña de 6.153 metros de altura, situada en el Tíbet indio, en el valle de Ladakh. Hasta allí subieron en agosto de 2010 cinco montañeros; dos de ellos segovianos, Cristina Fuentenebro y Óscar Casado, y tres abulenses, Raúl Mayo, Samuel Hernández y Jesús Gil. En declaraciones a Ical, Gil explicó que la principal dificultad del Stok Kangri reside en el glaciar que hay que atravesar y que presenta numerosas grietas, en la inclinación y en las condiciones climatológicas.

“La verdad es que nosotros tuvimos suerte”, reconoce, porque durante la jornada anterior al ascenso nevó y llovió y el agua limpió las grietas, además de que el tiempo les concedió un maravilloso día claro que les permitió observar con todo lujo de detalles el paisaje que se abría ante sus ojos. “En esos momentos sientes que el mundo está a tus pies”, expresa entusiasmado al recordar cada una de las metas que se ha propuesto como montañero y que ha conseguido.

Jesús Gil explica que subir al Stok Kangri supone un entrenamiento para el ascenso a cumbres como el Himalaya y que se puede conseguir, ya que no reviste excesiva dificultad. Pero su pasión por el montañismo va más allá de hacer cumbres. “Para nosotros las montañas son una forma de conocer otras culturas, otros países y otras formas de vida”, afirma. Por este motivo el viaje al Stok Kangri duró 22 días, ya que lo completaron con un trekking que a lo largo de 12 días les llevó a recorrer 400 kilómetros de senderos a una altura que oscilaba entre los 4.000 y los 6.000 metros. En este tiempo, se detuvieron en numerosos poblados del Himalaya indio y tuvieron ocasión de conocer a sus gentes, su patrimonio y su historia.

Planes futuros

Como una de las características de los montañeros es el espíritu inquieto, objetivos a la vista no les faltan, con independencia de que esos planes sean a corto o largo plazo. El ascenso al Nun Kun, un macizo montañoso del Himalaya que ronda los 7.000 metros de altitud; hacer cumbre en el Aconcagua o completar el ascenso al Mont Blanc figuran en la agenda de Gil.

La subida al Aconcagua se frustró por vientos de más de 120 kilómetros por hora. En cuanto al ascenso al Mont Blanc, la cota más alta de los Alpes con 4.808 metros de altitud, Jesús Gil asegura haberlo intentado hasta en tres ocasiones pero la climatología, con fuertes nevadas, lo hizo imposible. “Somos un equipo que trabaja siempre con la condición de la seguridad, las montañas siempre estarán ahí para volverlo a intentar”, reseña.

Pero no sólo sus metas están en un plano vertical. A partir de la experiencia realizada el año pasado entre Valencia y Santiago de Compostela para recorrer en bici los 1.200 kilómetros del Camino, se plantean para 2012 completar una parte del EuroVelo. El EuroVelo es un proyecto de la Federación de Ciclistas Europeos para desarrollar una red de rutas en bicicleta de alta calidad que se conectan a todo el continente. 

Actualmente, según recogen en su web, se compone de catorce rutas y se prevé que la red se haya completado en 2020. El recorrido objetivo para el equipo de Jesús Gil se compone de 1.000 kilómetros por la zona de los castillos franceses.

Otro de los planes, con vistas ya a 2013, es viajar a Bolivia para ascender al Huayna Potosí, de 6.088 metros; al Illimani, de unos 6.400 metros de altitud y al Sajama, la cumbre más alta de Bolivia con más de 6.500 metros. “El viaje, cuando el equipo está cohesionado es una maravilla”, indica Jesús Gil, quien asegura que esa indescriptible sensación de ser el rey del mundo la tiene cada vez que sube al Almanzor, su lugar habitual de entrenamiento, donde se respira de otra manera y se ve el mundo con una perspectiva diferente.

Fuente: El Norte de Castilla

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