"Saber perder es saber ganar la próxima vez"
Comentario de Fernando López del Barrio
Partido que en principio se presuponía que iba a ser complicado por el largo viaje y el campo de césped natural, muy irregular, que con la lluvia que había caído y que no cesó durante todo el encuentro, se mostraba muy rápido y era muy difícil conducir y controlar el balón y tocar como los chavales del Real Ávila nos tienen acostumbrados. Pero los jugadores infantiles tienen claro de saber, querer y poder, y no renunciaron nunca al partido, dando la cara.
Comenzó el encuentro con varias ocasiones para el equipo abulense que pudo adelantarse en el marcado nada más empezar. El juego se fue igualando y fruto de las oportunidades fue el gol de Galindo en el minuto 26, que ponía por delante al conjunto de la ciudad de las murallas. Luego se sucedieron dos jugadas donde se estuvo desafortunado, que iban a marcar el devenir del partido. En el minuto 28, centro flojo y cerrado desde la derecha de Tabuyo al primer palo y Adrián, que había salido a tapar el posible centro abierto, tiene que tirarse hacia atrás tocando pero sin lograr atajar el balón que se introduce mansamente en la portería. Dos minutos después un nuevo centro, esta vez desde la izquierda de Borja, es introducido por Javi en propia puerta. Dos jugadas desgraciadas que no empañan la gran labor de todo el equipo a lo largo de la liga disputada.
Al descanso con un 2-1, resultado en principio que no nos parece nada justo para como se había desenvuelto toda la primera parte en el terreno de juego. Pero como decía Boskov “fútbol es fútbol” y no hay que darle más importancia. Hay que aprender de los errores.
En el segundo tiempo el partido seguía igualado, pero no era el día del acierto aunque los jugadores del Real Ávila intentaron poner el fútbol, cosa muy complicada por el estado del campo. La Ponferradina se limitaba a enviar balones largos a Tabuyo, el mejor jugador del equipo berciano. Trata Miguel Ángel Nieto de dar más fuerza al centro del campo con la salida de Mayorga al campo por Raúl, pasando Mayoral al centro del campo. Gus se lesiona al recibía un pisotón y entra Torres en su lugar.
Parecía que el empata a dos estaba más cerca. De nuevo una jugada desafortunada –no era nuestro día- en la que el balón despejado por nuestra defensa, casi en el centro del campo, golpea en un contrario y el rechace se convierte en un centro en profundidad a Tabuyo, que dispara mal, pero el balón no logra ser atrapado por Adrián. Un minuto después, un nuevo pase en profanidad a Tabuyo haría que éste marcase por bajo a la salida de Adrián. Quizás, mucho premio para un equipo, el de la Ponferradina, que no mereció tanto según nuestra apreciación por lo visto en el terreno de juego, pero que supieron aprovechar las ocasiones y los despistes.
Como siempre hay que felicitar a los jugadores abulenses su gran entrega, su lucha y su garra, en un partido donde todo les fue adverso. Seguro que aprenderán de lo ocurrido y en siete días vuelven a la senda de los triunfos contra el Parquesol. Aunque no fue el día del Real Ávila, hay que seguir mirando partido a partido, que ese es el lema del equipo que sigue haciendo grupo.
 |
| Pinchar para agrandar |
El árbitro bien, aunque al final el entrenador de la Ponferradina le insultó según parece e incluso le tuvieron que sujetar. Inexplicable de todo punto en el deporte y más grave en estas categorías donde hay que cuidar esas salidas de tono porque se presupone que está para educar. Decía el otro día la psicóloga Pilar Jerez Villanueva en una conferencia: “los entrenadores deben confiar en la labor de los padres e implicarlos en la práctica deportiva que realizan los hijos”, todo ello con el fin de “ir todos con confianza en el mismo camino y con objetivos comunes a todos los niveles”. Difícil será reforzar esa relación triangular entrenador, padre y deportista, cuando falla algún vértice de ese triángulo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario