Carlos Sastre (Leganés, 35 años) llegó al ciclismo profesional en 1998, cuando el 'caso Festina', al comienzo del escándalo que no cesa, de la marea del dopaje que salpica a todos los ganadores del Tour desde 1995, desde que se fue Induráin: Riis, Ullrich, Pantani, Lance Armstrong (investigado en Estados Unidos), Landis y ahora Alberto Contador (con un proceso abierto en España). A todos, salvo a Sastre, el ganador del Tour 2008. Es un rostro en blanco y negro, antiguo. Una nariz infantil pegada a la televisión que veía las hazañas de Delgado o de Arroyo, el bestia aquel nacido en el pueblo de su familia, El Barraco. Un rostro de voz rebelde, insumisa, capaz de dar un portazo a Echávarri, Saiz y Riis. O de decir en alto que, aunque duela, que no se espera a nadie si se cae en carrera. El espíritu de Sastre viene del blanco y negro, pero le ha tocado una era a todo color, donde los tipos como él suelen quedar en la sombra. Desde ahí, desde la segunda fila, parte el nuevo equipo de Sastre, el Geox, que ha quedado fuera del Pro Tour pese a contar con el madrileño y con el ruso Menchov. (Leer más...)
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