Por su indudable interés reproducimos el comentario recogido en el blog ‘Pasión en rojo azul’ donde se hace un acertado análisis de la trayectoria desarrollada hasta ahora por los nuevos dirigentes del Real Ávila, y entre otros temas se apunta la poca atención que se presta a la cada vez más reducida afición, la escasa presencia institucional del club y la necesidad de cambiar la dinámica “sino queremos ser un equipo de pueblo”.
Desde principios de verano el club ha sido tomado por los hombres del Milan Academy. Desde siempre se ha concedido un tiempo prudencial a las gentes que comienzan los nuevos proyectos, sin embargo hemos sido complacientes, e incluso, condescendientes, con los nuevos mandatarios. Hemos creído que así, sin presiones, los nuevos capos del Real Ávila tendrían tiempo, ganas y confianza para continuar con una labor muchas veces incomprendida, y la mayoría de las ocasiones, ingrata y poco vista.
En lo estrictamente deportivo, el club ha montado un equipo normalito, peleón, que está teniendo, en la tabla, los mismos resultados que hace un ańo, dejando salir a jugadores que aportaron, en su día, grandes momentos para el equipo. Desde mi punto de vista, primera equivocación. Algunos podrían haber servido como puente desde esta etapa inicial a una futurible recomposición del equipo, otros como base a la reestructuración necesaria. Es de bien nacidos ser agradecidos.
Se sigue contando poco con la afición, segunda equivocación. No digo con esto que se nos mime, no, sino que se nos atienda, que no se nos convoque únicamente para pagar en los días de ayuda al club, que se tengan pequeñas atenciones con los que llevamos años bajando por el estadio.
Institucionalmente el club sigue invisible. Tercera equivocación. Aunque han mejorado los canales de comunicación con las nuevas tecnologías, la presencia del club en la sociedad abulense es escasa o casi nula. No existe una imagen institucional en la ciudad y en la provincia, y este oscurantismo, esta ocultación del trabajo diario nos devuelve a épocas pasadas, en las que el club no es más que el equipo. El Real Ávila tendría que ser más que un club. Cualquier niño tendría que tener la pretensión de jugar en el Ávila. Que se lo digan a los de la Cebre.
Claro que para eso sería necesaria la clarificación, de una vez por todas, de la chapuza de las acciones, no resuelta y enquistada en el club, la lamentable situación de la cantera (entrada y salida de directores, entrenadores, jugadores, relaciones con las otras escuelas), la necesaria e inexistente campaña de captación de socios, la presencia en los medios de comunicación y sobre todo, la generación de confianza en los nuevos mandatarios (¿Quienes son, como localizarles, a que se dedica cada uno…?).
Durante años y años el Real Ávila no ha salido del ámbito deportivo, restringido y acotado solo a sus socios y simpatizantes, y estos, todos, se merecen más, mucho más, porque son ellos los que mantienen la luz y las constantes vitales de este club, por mucha sociedad anónima que sea y por muchos cambios que se produzcan en su gestión. Sin afición el equipo juega solo.
Una ciudad como la nuestra tiene que aspirar a una masa social más amplia. ¿De verdad pensamos que con lo hecho hasta ahora lograremos incrementarla? Que cada uno saque sus conclusiones.
Que nadie piense que todo esto son sueños, son aspiraciones, lógicas y normales de otras ciudades y pueblos que, mira por donde, lo consiguen ¿Cual es su secreto?
El tiempo pasa y nos vamos haciendo viejos (Pablo Milanés dixit), y además nos estamos cansando de la poca alegría, ilusión y confianza que se nos transmite. Creo que va siendo hora de cambiar la dinámica sino queremos seguir siendo un equipo de pueblo, un club de pueblo en una liga de pueblos, con objetivos de pueblo…y todo esto respetando a los pueblos.
No tengo la solución, pero el conformismo no es lo mío.
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