Carlos Soria |
Desnivel / Ayer conversamos con Carlos Soria a su regreso al campo base del Kangchenjunga. El alpinista nos explica su decisión de abandonar a las 10.30 de la mañana a una altura aproximada de 8.300 metros. “No estaba mal en absoluto. Pensaba que si iba a la cima, con el cansancio, no iba a bajar bien. En la entrevista analiza la situación vivida en la montaña: “La gente colabora poco”.
Esta conversación la mantuvimos ayer al poco de regresar Carlos Soria al campo base procedente el campo 1. En ella analiza la situación vivida en la montaña, donde de once personas que alcanzaron la cima murieron cinco. Una situación que le recuerda “a lo que pasó en el Annapurna el año pasado. Pero como allí solo murió una persona parece que no se le dio importancia… Para mí estaba claro que había que bajar”. La entrevista plantea muchas reflexiones interesantes sobre lo que está ocurriendo en las grandes montañas del Himalaya.
Por ejemplo: “Hay mucha gente que luego dice que no utiliza oxígeno, pero no aporta un duro para los sherpas que ponen cuerdas, y si los sherpas no llevan oxígeno no sube nadie a esta montaña, nadie. Hay gente que viene aquí sin sherpas pero quiere que le pongan las cuerdas. Y luego presumen de haber venido sin sherpas. En una montaña como esta todo el mundo tiene que ponerse de acuerdo para colaborar, porque hay que poner muchos metros de cuerda. Esto no es el Everest, que te la ponen. Aquí la tienes que poner tú”.
“Aquí viene mucha gente que no tiene sentimiento de alpinista, viene a otras cosas, vienen a buscar el éxito, a asombrar… Hay gente muy distinta, no es todo alpinismo”.
¿Cómo te encuentras?
Estoy bien, muy bien, perfectamente. Hemos bajado tranquilamente, desayunando en el Campo 1, nos quedamos allí porque quisimos, para no llegar al Campo Base demasiado cansados ni con mucho follón.
¿Cómo ha sido la ascensión?
Podía haber sido muy buena, pero no lo ha sido porque la gente colabora poco y hay quien adopta una postura muy egoísta. Aquí hemos celebrado las reuniones siempre en nuestra tienda; siempre hemos sido la expedición de referencia. Hicimos una reunión con las demás expediciones para organizar la gente para poner las cuerdas fijas, ya que esta montaña sin cuerdas es muy complicada. Desde el primer momento se acordó que todos íbamos a colaborar poniendo en común el trabajo de los sherpas, pero los únicos que cumplimos con el compromiso hemos sido nosotros, que pusimos dos sherpas. Los coreanos iban a poner uno, pero no lo pusieron… Ha habido muy poca gente poniendo cuerdas.
¿Cómo se desarrolló el último día de ascensión?
Muktu sherpa y yo habíamos dejado atrás a los que iban delante e íbamos detrás de los equipadores. En un punto que se gira a la derecha, vimos a un sherpa nuestro, un hermano de Muktu que es un “crack”, que iba equipando delante. Íbamos muy pegados a ellos. En un momento dado, cuando había avanzado unos 150 metros, se cayeron los dos y fue Muktu uno de los que les pudo parar. Nos podían haber llevado a todos por delante. Les paró una caída de más de 100 metros con el piolet.
Hubo una discusión y muchos querían que nos bajásemos. Era complicado porque había mucha gente colgada de aquella misma cuerda y Muktu empezó a chillar a todos los sherpas que había que seguir. Seguimos hasta un punto donde ya no tenían más cuerda para equipar y quedaban unos 400 metros hasta la cumbre. En ese momento, otro sherpa decidió seguir hacia arriba con uno de los expedicionarios. Y aunque pensé que podía ser muy peligroso, decidimos seguir, sin cuerda, sólo con un trozo para atarnos entre nosotros. Y poco a poco se fue uniendo gente en la ascensión.
Cuando estábamos a 8.300 aproximadamente, ya se habían animado otros alpinistas detrás de nosotros a ir sin cuerda. Me parecía que era bastante peligroso. Llegamos a un punto muy cerca del lugar donde se hace el rápel para bajar. Me decían que quedaban 2 o 3 horas hasta la cima, pero yo calculaba que no era así, que tenía que ser más. De hecho la gente que subió tardó 5 horas desde este punto hasta la cumbre.
Yo veía que si seguía no iba a bajar bien, estoy seguro, porque era muy difícil el terreno, con mixto de rocas, nieve y hielo. En aquel punto decidí que no subía, a pesar de los ánimos de Muktu, que quería que continuáramos. Lo hacía por mí, me decía que siguiéramos; parece que le pesaban a él más que a mí las tres expediciones que llevamos sin cumbre. Pero le dije que no, que nos íbamos para abajo.
Pensaba que si iba a la cima, con el cansancio, no iba a bajar bien. Aunque seguramente hubiera podido hacerlo mejor de lo que pensaba, no quería exponerme, como no he querido nunca. Esto me recordaba a lo que pasó en el Annapurna el año pasado. Pero como allí solo murió una persona parece que no se le dio importancia… Para mí estaba claro que había que bajar.
Llegaron a la cumbre 11 personas pero 5 no han bajado. Yo no me di la vuelta porque estuviese mal, en absoluto, sino que lo hice tranquilamente con Muktu: aunque cansados, como es lógico tras pasar tantas horas en altitud, y porque el equipamiento (yo no conocía la montaña) se calculó mal. Hay mucha gente que luego dice que no utiliza oxígeno, pero no pone un duro para los sherpas que ponen cuerdas, y si los sherpas no llevan oxígeno no sube nadie a esta montaña, nadie. Por lo menos en estas circunstancias.
Bajamos al campo 4 y nos fuimos enterando de las desgracias que ocurrían. Todos llamaban a Carlos Martínez, nuestro médico, que nos esperaba con Luis Miguel López Soriano en el campo 3. Estaba allí porque en un principio íbamos a subir a la cima Luis, Carlos y yo, pero al llegar al campo 3, ya no lo vi claro, decidí que ellos se quedaran allí, ya que cuanta menos gente por allí arriba mejor. Por el mismo motivo Dani Salas se tuvo que quedar en el campo base.
Como son unos profesionales estupendos y buenos amigos lo comprendieron. Incluso ayudaron a subir cuerdas al campo 4, unos 200 metros cada uno, y bajaron al campo 3. Eso la gente no lo cuenta, cuanta que ha subido y esas cosas. Pero un sitio en el que suben 11 personas y mueren 5 … Esto es muy duro y muy complicado.
¿A qué hora tomasteis la decisión de no continuar la ascensión?
A las 10:30 de la mañana tomé la decisión de bajar. Edurne Pasaban en su día ascendió sin oxígeno, partiendo desde algo más arriba que nosotros, y tardó 15 horas en subir y bajó en mal estado. Yo viendo que eran las 10 de la mañana, a pesar de que me decían que subía en dos horas veía que no era posible. Había que pasar el rápel, donde se tarda un poco aunque es corto. Desde donde decidimos bajar la gente tardó cinco horas hasta llegar a la cumbre, descendiendo con viento y pasó lo que yo pensé que podía llegar a ocurrir. Aunque tampoco soy adivino y podía ser que no hubiera ocurrido nada.
¿Quiénes son los desaparecidos?
Dos sherpas, un coreano, y dos húngaros. Cinco personas en total.
¿Todos han desaparecido en la parte superior de la montaña?
Sí, todos en ese terreno que te comento, donde nos quedamos sin cuerda.
¿Qué valoración haces de lo que ha ocurrido?
Aquí viene mucha gente que no tiene sentimiento de alpinista, viene a otras cosas, vienen a buscar el éxito, a asombrar… Hay gente muy distinta, no es todo alpinismo.
¿Qué es lo que pasa? ¿Hay falsa seguridad al subir tanta gente, decisiones basadas en otros, poco individuales?
Hay gente que viene aquí sin sherpas pero quiere que le pongan las cuerdas. Y luego presumen de haber venido sin sherpas. En una montaña como esta todo el mundo tiene que ponerse de acuerdo para colaborar, porque hay que poner muchos metros de cuerda. Esto no es el Everest, que te la ponen. Aquí la tienes que poner tú, la gente que está aquí. En el Everest y en el Lhotse la gente espera hasta que les ponen la cuerda. Pero aquí hay que subir cargados con tiendas, con el material y poner la cuerda no es fácil y colabora poca gente, mucha gente viene y quiere que les pongan las cuerdas y cuando se le pide dinero para pagar a los sherpas que lo hacen, no lo dan.
¿No hay operación de rescate en estos momentos de los alpinistas húngaros desaparecidos?
Pero… ¿quién la va a hacer…?
Se decía que habían subido dos sherpas…
No quisieron gastar dinero en sherpas y ahora querían pagar a unos sherpas agotados. La gente se cree que son mulas y no personas. “Manda un par de sherpas” es una frase muy típica, pero si tú no lo puedes hacer, ¡qué van a hacer los sherpas que encima han estado en altura trabajando?… Cuando se pasa de sietemil y pico metros, por poco espabilado que se sea, cualquiera debe saber que dependerá de él mismo, de nadie más.
¿Qué plan tenéis ahora?
Nos volvemos, porque aquí no hay nada que hacer. Hemos perdido muchas cosas con la avalancha. No hay posibilidades de hacer nada absolutamente. La temporada termina y el monzón puede venir en cualquier momento. Cuando acaba el viento llega la humedad y mañana o pasado empezará a nevar. No hay posibilidad de hacer un ataque a cumbre con éxito de ninguna manera. Además, pesa mucho estar en una montaña con cinco muertos y, aparte, baja gente psicológicamente hecha polvo.
A nuestro médico le llaman tanto para pedirle medicinas como consejos respecto a la altitud, incluso el médico de otra expedición le está llamando continuamente para peguntarle lo que tiene que hacer, cómo usar la dexametasona, cómo poner una vía, y su insistencia en la rehidratación, aunque pierdan la apetencia por efecto de la altitud… Hay que vivirlo. Nosotros somos aquí la expedición de referencia. Han llamado a Dani Salas a las 3 de la mañana para ver qué hacían... La realidad ha sido esa, sobre todo con nuestro médico, que ha tenido trabajo tanto de psicólogo como de médico.
Una situación muy dura la que estáis viviendo.
Terrible. Es terrible esto… Hay gente que no se da cuenta de a dónde viene.
¿Cuál es tu reflexión sobre lo que le pasa a la gente en altura? ¿"Enloquecen" por seguir hacia arriba?
Lo ven tan cerca que no piensan… Yo siempre he dicho que hay que pensar que tienes que bajar, y en unas condiciones aceptables, no llamando por teléfono a todo el mundo diciendo que estás mal, sino bajar por ti mismo, porque allí arriba no te puede ir a buscar nadie. Hay helicóptero pero tampoco se atreven. Y los sherpas no bajan a nadie a cuestas… De allí arriba no se puede bajar a nadie y en un terreno como ese, peligroso, mixto y difícil… A menos altura, a 4.000 metros, puedes bajar a alguien, pero a 8.300 metros el cuerpo no está igual.
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