Constantino Ramírez |
El Mundo / El himno de Estados Unidos sonó el domingo con fuerza en el peaje del puente colgante de Verrazano. Los corredores, concentrados y con la mano en el corazón, cantaban la letra... Entre ellos, destacaba un hombre de bigote canoso y coqueto: Constantino Ramírez Jara, Costa. Con su camiseta de tirantes en la que lucen las Murallas de Ávila y los colores españoles, estaba concentrado y dispuesto a afrontar su nuevo desafío: completar por tercera vez el Maratón de Nueva York, pero en esta ocasión a los 80 años. Ahí es nada.
Antes del pistoletazo de salida, a las 9:50, los altavoces rompieron la barrera del sonido con el New York, New York de otro grande, Frank Sinatra. Latigazo de emociones, sonrisa contagiosa y cara de concentración. A su alrededor, miradas de sorpresa ante la avanzada edad del Spanish maratoniano y gritos de ánimo.
Ya desde el puente, Constantino tuvo la cabeza fría y no se dejó llevar por la masa: poca velocidad y constante. Su paso tenía que ser lento por prescripción médica. Hace pocos años, sufrió unas arritmias y su doctor, lejos de prohibirle las carreras atléticas, le animó a seguir, pero bajando el ritmo: "No lo dejes, es bueno para tu salud".
"Comencé a correr, siempre solo, pero la gente no dejó de animarme en todo momento. Veían mi camiseta con las Murallas de Ávila y me gritaban 'Vamos, España'".
Los cálculos de Constantino, que pretendía finalizar en 5 horas y media, se complicaron. A principios de año, sufrió un cólico nefrítico que le llevó al hospital y al quirófano, apartándolo de sus zapatillas durante cuatro meses. Aun así, volvió y recuperó su masa muscular paso a paso, gota de sudor a gota de sudor.
"A partir del kilómetro 30 sufrí un bajonazo, me costó y bajé el ritmo, pero no anduve en ningún momento. Tenía plena confianza en mí, aunque los últimos dos kilómetros por Central Park se me hicieron eternos", recuerda el maratoniano en conversación telefónica desde la Gran Manzana.
"En los 30 últimos metros, me vine arriba, levanté los brazos y esprinté, tenía que salir guapo en la foto de meta", rememora el corredor español, que estuvo arropado en todo momento por su familia y por Luis Hita, de Marathinez, la agencia especializada en maratones con la que ha corrido por medio mundo.
Un milagro de la vida y el 'running'
La historia de Costa es un milagro de la vida y del running, esa moda que algunos ven pasajera y que otros creemos que tiene vida para rato. El abulense no había tocado unas zapatillas hasta los 67 años, cuando una de sus hijas le picó: "Tenía un sobrepeso horrible, casi 14 kilos más que ahora, y no había hecho deporte en mi vida. Pero la pequeña me tocó el amor propio e hizo que me apuntara a mi primera carrera. Al principio, no podía correr ni 100 metros seguidos, pero dije 'Costa, por narices'". Y aquí lo tienen.
Tal y como contó a EL MUNDO en un especial longevidad, el gusanillo del atletismo popular prendió y le cambió la vida. Ya ha corrido más de 200 carreras, 25 medias y 13 maratones, entre ellos los llamados majors: Londres, Berlín, Tokio, Chicago, Boston y Nueva York.
Constantino completó los 42 kilómetros del maratón en unas meritorias 6 horas, 20 minutos, el cuarto mejor tiempo para los corredores de su edad y el puesto 28.939, según el ranking de hombres. Lejos de las 2h:07:51 del eritreo Ghebreslassie, pero con un mérito que también le convierte en campeón.
Y para celebrarlo, Costa madrugó ayer y se fue con su hijo a ver al ex delantero del Real Madrid Raúl González, compañero de fatigas en el Maratón de Nueva York y muy feliz también con su crono: un meritorio 3:26 que tiene pinta de ser el inicio de su salto a la gran distancia del running. Y si no, al tiempo...
Te felicito Consta,yo tengo 71 años y estoy comenzando a correr y me encuentro bien.
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