Copiosa nevada en el campo base del Annapurna (Foto: Expedición BBVA) |
Carlos Soria se muestra pesimista respecto a las posibilidades de hacer un nuevo intento a cima: "Voy a esperar dos días más aquí en el campo base, para estar seguro de que las previsiones de nieve son correctas, antes de decir adiós al Annapurna. Sería un adiós temporal, claro está, porque pienso volver en cuanto pueda, seguramente la próxima primavera".
Queridos amigos:
Esta mañana me he levantado con cierta ilusión. Ha amanecido con sol, así que incluso he hecho una planificación de un último intento de cumbre, según la cual, si no nevaba más en los próximos días, el día 5 volvíamos a subir, para intentar llegar a la cima el martes 8 de mayo, que además es el cumpleaños de mi compañero Tente Lagunilla. Estaba yo contento e ilusionado, pero justo después de comer, se ha puesto a nevar. Y en cuestión de 3 horas ha caído un palmo de nieve en el campo base.
Así es una locura subir el Annapurna. No digo que sea imposible, pero sin duda es una temeridad. Venir a escalar esta montaña siempre tiene un poco de ruleta rusa, porque las avalanchas son muchas, grandes y constantes. Pero en estas condiciones, es una ruleta rusa con muchas balas en la pistola: hay tantísima nieve en la montaña, que el peligro es máximo. Ya no sólo por las avalanchas, sino que a ese riesgo se suman el resto de dificultades de cualquier montaña de 8.000 metros.
No sé que va a ser de nosotros en los próximos días, pero seguramente no nos quedará más remedio que aceptar que esta primavera no es prudente subir al Annapurna. No dudo que pueda hacerse, pero intentarlo es jugarse la vida -la mía y la de mi equipo- de una forma que no coincide con mi manera de ver la montaña. Intentar ascender ahora, y estar a expensas de una avalancha o pasar verdadero miedo cada vez que nieva por encima de los 5.500 metros se aleja mucho de mi estilo.
Está claro que hay que sufrir para subir un ochomil (y hemos sufrido), y que puede suceder un accidente, o encontrarte de repente con un peligro que no contabas. Pero ir a buscar ese peligro extremo voluntariamente no es mi forma de actuar. Me he enamorado del Annapurna, es una montaña preciosa. Ayer al bajar la vimos con unos halos de nubes y unos vientos que le daban una luz espectacular e inolvidable. Pero es una montaña especial, que se debe subir en las condiciones adecuadas para minimizar los riesgos (aunque no para eliminarlos).
Voy a esperar dos días más aquí en el campo base, para estar seguro de que las previsiones de nieve son correctas, antes de decir adiós al Annapurna. Sería un adiós temporal, claro está, porque pienso volver en cuanto pueda, seguramente la próxima primavera. Solo me queda esperar que no nieve más, y que empiece a hacer sol como no lo ha hecho hasta ahora. Entonces sería la única manera en que me plantearía intentar esta cima de nuevo en los próximos días.
Un abrazo,
Carlos Soria (Campo base del Annapurna; 3 de mayo de 2012)
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