@deportesavila / La Expedición Ifema, capitaneada por el alpinista abulense Carlos Soria, regresó el último sábado a Madrid después de su intentó fallido por octava vez de conquistar la cumbre del Dhaulagiri, uno de los dos ochomiles que le restan para completar las catorce cimas más altas del mundo.
Las condiciones meteorológicas -sobre todo el viento-, impidieron que el objetivo marcado por Soria y sus acompañantes Luis Miguel López Soriano y Sito Carcavilla no pudiera cumplirse. Pero el abulense no se rinde y piensa en volver al Dhaulagiri la próxima primavera como comenta en una entrevista de Darío Rodríguez en Desnivel.
¿Qué sensaciones tienes?
Hemos vivido una maravillosa aventura de alpinismo y alta montaña. Ha sido muy duro, del segundo campamento hacia arriba las condiciones se pusieron muy complicadas a pesar de tener una maravillosa cuerda fija coreana. Era casi todo hielo con algunos tramos de roca, así que tardamos más de lo que pensábamos por las dificultades que tenía la montaña. Hora y media ante de llegar al C3 vino un fortísimo viento e hizo todo aún más complicado.
Vosotros teníais vuestra tienda para refugiaros del viento...
Teníamos la suerte de contar con sherpas en el tercer campamento desde el día anterior, por eso cuando llegamos había una tienda montada. Aquello fue fantástico, nos pudimos meter enseguida dentro, pero hubo muchos alpinistas que no tenían dónde refugiarse. Tenían que picar una plataforma y no había manera con aquel viento, se tardó mucho, podría haber sucedido un drama, pero al final todo salió bien. Eso sí, enseguida nos dimos cuenta de que la cumbre iba a ser prácticamente imposible.
"Nos vamos de la montaña muy contentos"
Vivisteis una situación delicada.
Por suerte todo ha salido bien, pero podría haberse producido una tragedia si además de viento hubiese hecho ventisca. Hay personas un poco imprudentes que, sabiendo que no van a poder colocar una tienda por el viento, siguen para arriba. Si yo no hubiese tenido la seguridad de que los sherpas estaban allí con una tienda me habría dado la vuelta, pero hay gente que eso no lo quiere hacer nunca. Al final nos arreglamos como pudimos. En todas las tiendas que se pudieron montar en el C3 hubo el doble de gente de la que tendría que dormir. El compañerismo funcionó.
¿Te costó tomar la decisión de bajar?
Tomar la decisión de bajar no me ha costado ni a mí ni a nadie. Era obvio, absolutamente.
¿La montaña estaba mal?
La subida al campo 3 estaba en unas condiciones muy atléticas. Era muy duro subir a pesar de la cuerda fija. Los sherpas han hecho un trabajo fantástico, siempre quieren que subamos arriba y venir con nosotros, nunca les obligamos a que hagan nada imprudente. Formamos todos un equipo fantástico y nos vamos de la montaña muy contentos.
¿Cómo se comportan los sherpas en altura?
Están habituados a la altitud y han demostrado una fortaleza tremenda. Cuando nosotros estábamos metidos en la tienda ellos no paraban de luchar por allí para hacer lo que tuvieran que hacer. Había que montar más tiendas y cuando los ves trabajar te das cuenta de que tienen un trabajo muy duro pero, además, se ve que les gusta lo que hacen.
¿Los sherpas corren más riesgo según con quién se encuerden?
Es cierto, eso siempre se lo digo a ellos. Deben ser suficientemente claros cuando van con una persona hacia una cumbre y el tiempo o el cliente no están en condiciones. Deben tenerlo muy claro, pero son demasiado obedientes y demasiado fieles, una cosa que no me gusta. He visto morir a muchos sherpas.
"En otoño, si puedo, quiero ir al Shisha Pangma"
¿Cómo te sientes con respecto a la expedición?
Hemos hecho lo que debíamos, y gracias a mis dos maravillosos compañeros tenemos testimonio de cómo han sido las cosas y de cómo estaba la ascensión hasta el C3. Quiero volver a esta montaña. En otoño, si puedo, quiero ir al Shisha Pangma para cambiar de ambiente y la próxima primavera volver aquí. Esta ha sido mi octava vez en el Dhaulagiri y todas las he disfrutado y he hecho lo que quería y podía hacer. De momento sigo en condiciones de volverlo a intentar.
¿Te has sentido fuerte este año?
Me he sentido muy bien, sinceramente. La rodilla y mi organismo en general se han portado. Quiero volver al Dhaulagiri si estoy en las mismas condiciones. Lo haré en la primavera si sigo con ganas y con condición física. Porque lo que no quiero es hacer el ridículo.
Hay una frase muy bonita que sueles decir cuando hablas de tus expediciones: "Siento que hago lo que quiero hacer y además lo estoy haciendo bien".
Sí, estoy aquí porque es lo que me gusta y porque tengo la capacidad suficiente para hacerlo en buenas condiciones. Hasta ahora es así y el día que no lo sea haremos otra cosa.
Este deporte puede parecer una locura desde fuera. Un montón de días en el campo base para muy poco tiempo en la montaña.
Esto es así de duro, te lo juegas en el último minuto. Esta vez íbamos contentos al salir del C2 por las posibilidades de cumbre que había, pero en poco tiempo todo aquello se desmoronó. Este es el juego de la altísima montaña.
"Para lo que hago, de momento, no me ha llegado el límite"
¿No te cansa el tiempo en el campo base?
No, estoy muy a gusto. Sé a dónde vengo y lo que puede pasar, y eso es lo más importante. En el campo base veo trabajar a mis compañeros y les ayudo en lo que puedo, porque su labor es mostrar a la gente la verdad de lo que pasa por aquí con vídeos y fotos...
Y detrás de todo eso hay un mensaje, que la edad no es el límite.
La edad tiene sus problemas, pero, para mí, aún no es el límite. El límite es que me gustaría hacer una ruta nueva como pretende mi amigo Denis Urubko, por ejemplo, eso me encantaría, pero no puedo. Para lo que hago, de momento, no me ha llegado el límite, quizá haya gente que piense de otra forma, pero yo estoy muy a gusto con lo que hago.
¿El momento más emotivo de una expedición es salir del campo base?
También el día de antes. Cuando ya has tomado la decisión de que parece que es el momento de ir a la cumbre hay nervios, pero para todo el mundo, también entre los sherpas. Sabemos que vamos a hacer una cosa complicada por la que estamos muy contentos... pero sin olvidar la pizca de peligro.
¿Qué es lo que echas más de menos en el campo base?
No echo en falta nada. Diría que a mi familia, pero no me gustaría que estuviese aquí. Estoy en otros sitios con ellos y esta es una actividad en la que no querría. Además, ahora no es como antiguamente, tengo noticias todos los días y nos comunicamos a menudo. Hoy tenemos unas condiciones y una alimentación en el campo base lo suficientemente buenas. Si fuera la primera vez que vengo seguro que pensaría "¿El water es esa cosa?" [risas]. Quizá echo de menos algún amigo antiguo de otras épocas que, aunque no subiese a la montaña, estuviese aquí conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario