El tiempo seco y soleado, aunque con fuertes heladas y una ligera capa de nieve en las cumbres, han permitido realizar con éxito las últimas monterías de la temporada 2011-12. La Orden General de Vedas fija para el tercer domingo de febrero el final de la campaña por lo que los acotados que disponen de esta especie en sus Planes Cinegéticos han aprovechando la magnífica climatología con temperaturas primaverales especialmente al medio día, y las buenas condiciones del monte para despedir la temporada.
Los resultados que se están conociendo en esta recta final, ya que los responsables disponen de 15 días para comunicar dichos resultados, son francamente buenos, mejorando las monterías que se habían realizado hasta la fecha. La ligera capa de nieve caída en las montañas ha obligado a los jabalíes a desplazarse hacia los valles y zonas boscosas buscando alimento, en donde son fácilmente arrancados por los perros.
Esta escasez de alimento en el monte empuja en años normales a muchas hembras preñadas hacia zonas bajas con cultivos de maíz, pero esta campaña es la excepción pues los cultivos están ya cosechados en su mayor parte. Al menos en esta temporada muchos jabalíes se librarán de la bala por esta razón, si bien más de uno se cobrará en las batidas de zorro que a partir de estas fechas comienzan a autorizarse.
Pero la temporada no finaliza aquí. Para muchos aficionados queda todavía lo mas bonito y emocionante: los recechos del corzo desde el primer domingo de abril al primer domingo de agosto. El rececho es una modalidad de caza practicada por un solo cazador provisto de un arma de fuego. De forma activa y a pie efectúa la búsqueda, seguimiento y aproximación a la pieza de caza mayor con el fin de matarla. En Castilla y León el uso de perros solamente se autoriza una vez que se ha efectuado el lance y en caso de que el animal quede herido.
Es un encuentro en solitario con la naturaleza que comienza cuando la primavera está en su plenitud. Para controlar el número de piezas y que éstas no excedan las autorizadas, se disponen de unos precintos que, obligatoriamente, deben utilizarse y portarse. La abundancia de estos pequeños cérvidos es una bendición para el monte. Su expansión es tal que no sólo no hay peligro de extinción, sino que es mas que probable que, en los próximos años, haya que abatirlos por imperativo legal para evitar accidentes y daños. No obstante se impone la formación del cazador para seleccionar los animales adultos y los machos.
Curiosamente hay monteros que odian a los corzos. Esto se debe a que en las monterías de jabalí, cuando se cruza un corzo, distrae a los perros que abandonan la mano e inician una persecución. La naturaleza juguetona del animal puede llevar al perro muy lejos e incluso hacer que se pierda obligando a los monteros a realizar penosas y largas búsquedas.
Incluso se llega al extremo de educar a los canes para que no sigan el rastro de los corzos, cuestión bastante difícil para un podenco o un sabueso.
En cuanto a la caza menor y una vez que se ha cerrado, comienzan a verse algunas perdices emparejadas en los campos resecos. La temporada ha sido regular, parecida a la pasada. En este sentido las estimaciones van de ocho a diez «patirrojas» de promedio por escopeta en los cotos perdiceros. Las esperanzas se ponen en el deseo de que una buena primavera permita la reproducción de las parejas que han sobrevivido. Si no llueve pronto para que nazcan y crezcan los trigos, la nidificación podría acabar como un desastre.
Fuente: Diario de León
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