Pedro Vizcay / Tras un comienzo del otoño lluvioso y con temperaturas bajas, ha llegado por fin el buen tiempo que parece que se mantendrá en los próximos días. Según el calendario cinegético, hoy domingo día 25 se abrirá la temporada de caza menor en todas las provincias de Castilla y León. A lo largo de la campaña, que se prolongará hasta finales de enero, los jueves, sábados, domingos y festivos están señalados como los días hábiles de caza. No obstante son muchos los acotados que, con el fin de preservar la caza, reducen estos días a jueves y domingos, incluso sólo los domingos. También puede reducirse el horario en el sentido de aprovechar únicamente la jornada matinal.
El campo y el monte, para esta primera jornada, presentan un aspecto inmejorable, pues las pasadas lluvias y las temperaturas suaves, sin apenas heladas nocturnas, han dejado el terreno suave pero perfectamente transitable tanto en los barbechos y eriales como en los sembrados que ya empiezan a reverdecer. Las impresiones que se venían recogiendo durante la Media Veda parecen confirmarse. Podríamos encontrarnos ante un buen año de perdiz, con nutridos bandos que apenas han sufrido bajas.
La pasada temporada fue realmente buena en cuánto a perdiz se refiere y quedaron muchas parejas. Esto no suele ser suficiente si no crían en condiciones, pero por lo que parece han criado muy bien a tenor de las bien nutridas polladas. También parece un buen año para las rabonas. En cuanto al conejo de monte se está recuperando definitivamente en amplias zonas, con mayores densidades en las cárcavas y zarzales que en el monte propiamente dicho. En los acotados de media montaña las previsiones son ligeramente inferiores tanto para la perdiz como para la liebre. Suelen conservarse los bandos de «patirrojas» pero las dificultades para sacar una abundante pollada son mayores. Si permanecen todavía algunos bandos de palomas torcaces alimentándose de las abundantes bellotas y hayucos. En las monterías de jabalí que se están dando en estos días, con relativo éxito, se levantan con frecuencia bandos de perdices.
El monte también se encuentra en buenas condiciones por las lluvias y habrá muchos cazadores que opten por las «rubias». El riesgo en estas zonas será la niebla que, en situaciones meteorológicas anticiclónicas, puede colarse durante la mañana. La escasa visibilidad resulta muy peligrosa en el monte e incrementa el riesgo de accidentes. La Ley de caza contempla estas situaciones prohibiendo el ejercicio de la misma mientras persista la niebla densa. En estos primeros días los aficionados con buenas piernas consiguen perchas de varias perdices o el cupo de una a tres allí donde está establecido. Luego, con la llegada del invierno, cazar la perdiz en el monte se convierte en una tarea difícil pero, para entonces, ya habrán entrado las becadas y las monterías de jabalí estarán en pleno apogeo. Está claro que en las áreas de montaña la caza menor ha pasado en los últimos años a un segundo término, especialmente desde que se vedaron la «pardillas», pero en las primeras jornadas hay muchos aficionados que cazan perdices a rabo en compañía de su perro.
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