15 de noviembre de 2017

MONTAÑISMO – Carlos Soria: “En marzo conseguiré hacer cima en el Dhaulagiri"

Carlos Soria con la paralímpica Gema Hassen-Bey
As / Sentado en el suelo junto a toda la expedición que ha acompañado a Gema Hassen-Bey en su ascenso hasta los 3.000 metros en El Teide, Carlos Soria se muestra como uno más. Mientras toma té y algo de chocolate, el veterano montañero de los 12 ochomiles escucha, bromea y atiende también a AStv para hablar de handbikes, retos pioneros y próximos desafíos. El volcán no cambia su visión tranquila de la montaña. Y la expedición le dedica toda su atención.

- ¿Cuántas veces ha caminado por El Teide y qué sensaciones le despierta?

- Habré subido más de diez veces. Casi siempre para preparar otra cumbre, como la mejor manera de aclimatarme para el próximo reto. Y lo conozco estupendamente. Cuando veo esa lava que ha caído pienso la fuerza de la naturaleza pienso que cualquier día volverá a tenerla.

- Ha sido otro día especial en el volcán…

- Ha sido increíble tener este encuentro con Gema Hassen-Bey después de esta cuesta de 500 metros. Venía preguntándome cómo es posible que ella haya subido por aquí. Y ha sido posible. Es una alegría verla tan contenta, por lo que vale, y por el el equipo que tiene y sin el que todo esto no habría sido posible. Demuestra al mundo que pese a los problemas que tienes se pueden hacer cosas y ayudar a personas que están en su situación. Es muy grande todo lo que hace.

- ¿Cómo define a Hassen-Bey?

- Es montañera, pero sobre todo, deportista. Y tiene ese espíritu de querer hacer cosas importantes. Y eso para un atleta vale para todo. Aquí no conseguirá medallas, pero sí cosas que ella cree que son más importantes. Es pionera y muy especial. No todo el mundo tiene la mentalidad y la fuerza de ellas, pero inspira a otras personas. Cinco medallas en los Juegos Paralímpicos, venir hasta aquí, pasar esta dureza, con un frío increíble... Nadie es irrepetible, pero Gema casi lo es. Y además va a más. Cada reto que afronta es más complicado.

- ¿Había visto alguna vez algún reto similar?

- No. He visto cosas. Entreno en el CAR de Sierra Nevada y ahí también ves cosas increíbles que son lecciones para todo el mundo. Para no quejarnos por tonterías. Y ver comer a una persona que no mueve las piernas puede subir a tres mil metros es una lección inmensa. La demostración de que no hay nada imposible.

- ¿Ve algún paralelismo con su historia?

- Pues sí. Con mi espirito y mi manera de hacer las cosas. En el mundo también soy un bichito raro. No hay nadie que después de cumplir los 60 años haya subido once montañas de 8.000 metros. No lo hay. Por eso nos llevamos tan bien y nos queremos tanto. Y uno aprendemos del otro. No hay barreras de edad, ni de movilidad. Hay gente sensata y con voluntad y con fuerza que quiere hacer cosas. Si tu quieres hacerlas, puedes.

- ¿Será más fácil el Kilimajaro que El Teide para Hassen-Bey?

- Después de ver que ha visto esta cuenta está preparada para lo que quiera. Y con este equipo más.

- Usted sabe lo que es retirarse antes de la cima.

- ¡Puff! Pues sí. Es parte de este juego que hacemos en la montaña. Los ochomiles tienen ese problema. Estás un mes y pico allí y en el último momento, un pequeño cambio de tiempo, cualquier cosa, te chafan la cumbre. Y a Gema le ha pasado algo parecido. Esta montaña es muy dura para hacerla en estas condiciones. Y aquí los cambios de tiempo pueden ser repentinos también. Hay que respetar a todas las montañas. Desde las más bajitas a las más altas.

- Le sigue rondando su último intento imagino…

- Pues claro. Quiero volver al Dhaulagiri. Y creo que en marzo lo voy a conseguir. Y luego me queda la cumbre principal del Shisha Pangma también. Y quisiera terminarlo bien. Si puedo... Y sí. He pasado expediciones de tres meses y la paciencia es relativa. Hay que tenerla, pero también estás haciendo lo que quieres y sabes que puede ocurrir.

- ¿Cómo se siente de fuerzas?

- De fuerzas estoy muy bien y de las rodillas un poco peor, sobre todo la izquierda, pero bueno... De fuerza interior y exterior me siento bien.

- ¿Piensa en la retirada o eso no se piensa?

- No, cuando llegue, ha llegado. Y lo que es verdad es que nunca me he bajado de una montaña hecho polvo. Siempre he bajado pensando en que estaba haciendo lo que debía hacer en ese momento. La vida es muy bonita, y tener las manos y los pies merecen la pena también. Y la montaña es maravillosa, pero no merece la pena perder ni una uña.

- ¿Le dice la familia que pare?

- Esto no. Una de mis hijas dijo hace poco: "Me preocuparé cuando mi padre deje de subir montañas". Quizás lo dijo porque no hay quien me aguante cuando no subo cimas. (Risas).

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